Cuando Marc, un diseñador gráfico de 32 años de Barcelona, decidió vivir un mes entero con solo 600 euros, sus amigos pensaron que se había vuelto loco. «¿Por qué alguien haría eso voluntariamente?», le preguntaban. Pero él tenía una razón clara: quería entender cómo sobreviven miles de españoles con salarios mínimos y descubrir si realmente era posible vivir dignamente con ese presupuesto.
Treinta días después, Marc emergió de su experimento con aprendizajes inesperados, trucos brillantes para ahorrar y una perspectiva completamente nueva sobre el dinero. Esta es su historia.
El reto: 600 € para absolutamente todo
Marc no hizo trampa. Nada de ayudas externas, comidas en casa de sus padres o «préstamos estratégicos» de amigos. Los 600 euros tenían que cubrir cada euro que gastara durante 30 días completos.
Así distribuyó su presupuesto inicial:
- Vivienda: 300 € (alquiler de habitación en piso compartido en las afueras)
- Alimentación: 150 €
- Transporte: 50 € (abono mensual de metro)
- Gastos básicos: 100 € (higiene personal, móvil, imprevistos)
Sin margen para Netflix, cervezas con amigos ni ese café de Starbucks que tanto le gustaba. Todo lo «extra» quedaba prohibido.
Primera semana: la fase de negación
«Los primeros tres días fueron un infierno», confiesa Marc. Acostumbrado a gastar sin pensar demasiado, cada decisión se convirtió en un cálculo matemático. ¿Ese zumo de 2,50 € en el metro? Prohibido. ¿Una Coca-Cola en la máquina de la oficina? Ni pensarlo.
Lo que hizo para sobrevivir:
Marc descubrió los supermercados low-cost como nunca antes. Aldi y Lidl se convirtieron en sus mejores aliados, junto con la marca blanca de Mercadona. Planificó menús semanales con lo más barato: arroz, pasta, legumbres de bote, huevos y pollo congelado.
«Repetí la misma receta de lentejas tres veces en una semana», ríe ahora. «Pero funcionaba: nutritivo, barato y me sobraba para varios días».
Su truco estrella fue eliminar los «microagastos»: llevaba café de casa en un termo, rellenaba su botella de agua constantemente y dejó de comprar snacks. Solo con eso, calcula que ahorró entre 30 y 40 euros ese mes.
Semana 2-3: cuando la creatividad te salva (o te vuelve loco)
A mitad del experimento, Marc estaba harto de comer lo mismo. Pero en lugar de rendirse, se puso creativo.
Descubrió Too Good To Go, la app que vende excedentes de restaurantes y panaderías a precio reducido. «Una noche conseguí un pack valorado en 15 € por solo 4,99 €. Fue como ganar la lotería», cuenta.
También empezó a ir a mercados locales en las últimas horas del día, cuando los vendedores rebajan precios para no llevarse stock. Frutas y verduras frescas por la mitad de lo que cuestan en el súper.
El ocio fue el gran reto. Sin presupuesto para bares ni cine, Marc tuvo que reinventar su vida social:
- Museos gratuitos los domingos
- Rutas de senderismo por la periferia
- Quedadas en casa con amigos (cada uno traía algo de comer)
«Lo más duro no fue el dinero, fue decir ‘no’ constantemente», admite. «Tus amigos te invitan a cenar fuera y tienes que inventarte excusas o confesar que estás en modo supervivencia. Es incómodo».
Semana 4: el sprint final y el susto que casi arruina todo
Con solo 22 euros de margen para los últimos siete días, Marc pensaba que lo tenía controlado. Hasta que su cargador de móvil dejó de funcionar.
«Entré en pánico», recuerda. «Necesitaba el móvil para trabajar. No podía esperar a que terminara el mes».
Solución: cargador compatible de Amazon por 15 euros con envío urgente. Su colchón de seguridad se evaporó.
Los últimos tres días sobrevivió con legumbres, arroz y los restos de la despensa. Llegó al día 30 con exactamente 2,50 € en la cuenta.
«Técnicamente lo conseguí, pero estaba física y mentalmente agotado».
Lo que Marc aprendió (y lo que nunca volverá a hacer)
Lecciones que cambiaron su forma de gastar
Planificar es poder: «Antes compraba lo que me apetecía. Ahora sé que un presupuesto por categorías te salva la vida».
Cocinar en casa es el mayor ahorro: Marc calcula que antes gastaba 200-250 € mensuales en comida fuera. «Es dinero tirado a la basura cuando puedes comer igual de bien por 150 €».
Las suscripciones son un lujo silencioso: Netflix, Spotify, gimnasio… Marc canceló todo. «No las eché tanto de menos como pensaba».
Apps de descuentos funcionan de verdad: Too Good To Go, cupones de Glovo, cashback en compras online. «Son pequeños ahorros que suman mucho».
Lo que no repetiría jamás
El estrés constante no vale la pena: «Vivir contando cada céntimo es agotador. No es vida, es supervivencia».
Tu vida social desaparece: «Rechazar planes constantemente afecta tus relaciones. La gente deja de invitarte».
La calidad nutricional baja: «Comí sano dentro de lo posible, pero requirió muchísimo esfuerzo y tiempo».
¿Es realista vivir con 600 € al mes en España?
Marc es claro: «Sí, se puede. Pero solo si vives en una ciudad con alquiler bajo, compartes piso y no tienes hijos, deudas o emergencias médicas».
Para él, lo más revelador fue descubrir cuánto dinero desperdiciaba antes en gastos innecesarios. «Yo ganaba bien, pero gastaba peor. Este experimento me obligó a replantearme todo».
Sin embargo, Marc también es consciente de la realidad: «Vivir con 600 € no es una meta deseable, es una necesidad para miles de personas. Yo lo hice un mes por curiosidad. Ellos no tienen opción».
El veredicto final: ¿lo haría de nuevo?
«No», responde Marc sin dudar. «Pero me alegro de haberlo hecho. Me enseñó a valorar cada euro, a diferenciar entre necesidad y capricho, y a ser más consciente de mi consumo».
Desde que terminó el experimento, Marc mantiene algunos hábitos: sigue llevando café de casa, cocina más y usa apps de descuentos. Pero también se permite caprichos sin culpa.
«La clave no es vivir como un monje para ahorrar. Es encontrar el equilibrio entre disfrutar la vida y no tirar el dinero».
¿Tú podrías sobrevivir un mes con 600 €? ¿Qué trucos usarías? El experimento de Marc demuestra que es posible, pero también que hay una línea muy fina entre ahorrar inteligentemente y sacrificar tu calidad de vida. La pregunta es: ¿dónde está tu límite?