El INE anuncia nueva subida del IPC: tu sueldo ya no vale lo mismo

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septiembre 29, 2025

El repunte de septiembre rompe la tendencia bajista y enciende las alarmas en plena cuesta de otoño. Te contamos qué significa realmente este dato y cómo puede afectar a tu bolsillo.

El Instituto Nacional de Estadística acaba de confirmar lo que muchos ya intuían al echar gasolina o al revisar la factura de la luz: la inflación ha vuelto a acelerar en España. El Índice de Precios de Consumo (IPC) se ha situado en el 2,9 % interanual en septiembre, dos décimas por encima del 2,7 % de agosto. Un dato que, aunque no representa un estallido inflacionario, sí marca un punto de inflexión después de meses de cierta calma.

Pero ojo, porque no todo es malo. Hay matices que conviene entender antes de entrar en pánico o, peor aún, tomar decisiones precipitadas con tus ahorros o compras importantes.

¿Por qué ha subido la inflación?

La respuesta corta: energía y combustibles.

El repunte del IPC general no se debe tanto a que los precios estén disparándose ahora mismo, sino a lo que los economistas llaman «efecto base». En cristiano: el año pasado por estas fechas, la gasolina y la electricidad bajaron más que este año. Al comparar ambos períodos, el dato de inflación sube, aunque en realidad los precios actuales no estén subiendo de forma dramática.

En resumen: no es que todo esté más caro de golpe, sino que está menos barato que hace un año. Una diferencia sutil, pero importante.

Respecto al mes de agosto, el IPC ha bajado un 0,4 % en septiembre, lo cual es normal en esta época del año (fin de las rebajas de verano, menor demanda turística). Pero ese descenso mensual no compensa el efecto acumulado interanual.

La buena noticia: la inflación subyacente baja

Aquí viene el dato que realmente importa si quieres entender hacia dónde va la economía: la inflación subyacente ha bajado al 2,3 %, una décima menos que en agosto.

¿Qué es la inflación subyacente? Es el IPC sin contar energía ni alimentos frescos, es decir, los dos componentes más volátiles. Este indicador refleja mejor la presión real de los precios en el día a día: servicios, alquileres, ropa, transporte, ocio…

Que baje, aunque sea poco, es una señal positiva. Significa que la inflación de fondo está cediendo, y eso es lo que de verdad puede aliviar a los hogares a medio plazo. Si esta tendencia se mantiene en los próximos meses, podríamos estar ante el principio del fin de la presión inflacionaria más dura.

¿Qué significa esto para tu bolsillo?

Seamos claros: un 2,9 % de inflación sigue siendo alto. Sobre todo si tu sueldo no ha subido al mismo ritmo.

Si ganas lo mismo que hace un año, tu poder adquisitivo ha caído casi un 3 % en términos reales. Eso se traduce en que cada vez te cuesta más llegar a fin de mes, aunque no notes subidas escandalosas en productos concretos.

Los sectores donde más se nota:

  • Gasolina y diésel: aunque no están en máximos históricos, siguen caros comparados con hace dos años.
  • Electricidad: los precios han bajado respecto a 2022, pero están lejos de ser baratos.
  • Alimentos básicos: aunque no entren en la subyacente, productos como el aceite, el pan o la leche siguen con precios elevados.
  • Servicios: ocio, restaurantes, peluquerías… todo lo que requiere mano de obra sigue subiendo porque los salarios están empezando a ajustarse.

¿Y ahora qué? ¿Subirán los tipos de interés otra vez?

Probablemente no. O al menos, no de forma inmediata.

El Banco Central Europeo (BCE) lleva meses vigilando de cerca estos datos. Un repunte de dos décimas no es suficiente para cambiar de estrategia, sobre todo si la inflación subyacente sigue bajando.

Lo que sí es seguro es que el BCE no va a bajar tipos de interés tan rápido como algunos esperaban. Si eres de los que tiene una hipoteca variable o estás pensando en pedir un préstamo, esto significa que los intereses seguirán altos durante bastante tiempo.

Cómo proteger tu economía ante este escenario

No hace falta entrar en pánico, pero sí conviene ajustar algunas cosas:

1. Revisa tus contratos de luz y gas
Ahora que el mercado está más estable, compara tarifas. Muchas comercializadoras ofrecen precios fijos que pueden blindarte ante futuras subidas.

2. Controla los gastos hormiga
Con un 2,9 % de inflación, esos cafés diarios o suscripciones que no usas pesan más de lo que crees.

3. Si tienes ahorros, no los dejes muertos
Un 2,9 % de inflación significa que tu dinero pierde valor cada mes que pasa en una cuenta sin rentabilidad. Depósitos a plazo fijo, fondos indexados o cuentas remuneradas pueden ser buenas opciones.

4. Aprovecha descuentos estratégicos
Con el Black Friday a la vuelta de la esquina, planifica tus compras grandes (electrodomésticos, tecnología) para momentos de ofertas reales, no impulsos.

No es el fin del mundo, pero tampoco para relajarse

El repunte del IPC al 2,9 % no es una catástrofe, pero sí un toque de atención. La inflación sigue ahí, mordisqueando tu poder adquisitivo mes a mes. La buena noticia es que la inflación subyacente parece estar controlándose, lo cual es un indicio de que lo peor podría haber pasado.

Ahora bien, si esperas que los precios vuelvan a los niveles de 2019, tenemos malas noticias: eso no va a pasar. La «nueva normalidad» es esta, con precios estructuralmente más altos.

Por eso es más importante que nunca gestionar bien tu dinero: comparar precios, evitar gastos innecesarios y buscar formas de hacer que tus ahorros no pierdan valor. Porque si algo nos ha enseñado este ciclo inflacionario es que la economía doméstica ya no se gestiona sola.

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